Las Islas Canarias gozan de gran popularidad por sus playas, calas o clima soleado durante casi todo el año. Una zona casi sin invierno que la hace muy atractiva para los turistas tanto nacionales como extranjeros. Sin embargo, seguro que hay lugares que nunca te imaginarías que tuvieran las pequeñas Islas Canarias.
Y es que aparte de sus impresionantes playas que bordean todas las costas, cuenta con un montón de piscinas naturales distribuidas en todas las islas.
Una de las mejores instalaciones en cuanto a cantidad de piscinas naturales es la de La Fajana, La Palma. Las pasarelas que circundan este cuidado complejo de tres charcos protegidos del oleaje ofrecen movilidad para disfrutar de un baño en aguas cristalinas y tranquilas. Son de fácil acceso y ofrecen amplias zonas de aparcamientos, solárium y restaurantes. Gozar de las calidades del mar sin el fuerte oleaje es un punto muy bueno para disfrutar con los más pequeños de la casa.
El Charco Azul, en el Hierro es una de las zonas más espectaculares de la isla más pequeña. Un compendio de múltiples formas que la lava fue dejando, no solo te obsequiará con increíbles baños en sus aguas turquesas sino que un roquete que te protege del océano hará un rompiente de espuma blanca y sonido envolvente que te cautivará.
El norte de Gran Canaria está salpicado de numerosas piscinas naturales, pasando por Moya, tendrás la de San Lorenzo. Dos amplias piscinas naturales de enormes dimensiones habilitadas por el hombre le regalarán el placer oceánico sin riesgos fuertes de oleaje. Además, sus servicios, los restaurantes y su cercanía a la autopista convierten la parada casi en obligada si, además, se atiende a que se dispone de zona con arena, algo no muy habitual en esta comarca.
Si gusta disfrutar de la lava bañada por el océano, aquí hay cuatro. El charco del Viento es la zona de baño más concurrida de La Guancha y uno de los charcos más célebre. Aunque a veces la fuerza del Atlántico se hace eco en esta zona, esta belleza y contraste de colores permite tranquilos baños en los distintos entrantes, con zonas con arena y otras de rocas ideales para conocer más el sol.
